El lenguaje
nos sirve para comunicarnos, expresar nuestras ideas y socializarnos, de hecho,
la vida social requiere del dominio de tales destrezas discursivas para que
haya un intercambio de información precisa y matizada. Se trata de una
herramienta que convierte indicios en comunicación de forma intencionada y nos
ofrece a su vez una amplia variedad comunicativa.
Hoy en día la
lengua se enseña en las escuelas de una forma más dinámica, visual y
participativa que antes, proponiendo una gran variedad de ejemplos con los que
los alumnos se sienten más familiarizados. A la hora de enseñar, la teoría y la práctica se necesitan
una de la otra, se apoyan mutuamente para darse validez y utilidad entre sí.
Es por ello, que como maestros, los que pretendemos serlo, requerimos de una gran base teórica, saberla y constatarla, para
poderla llevar a la práctica, que es como, en mi opinión, mejor se aprende,
manipulando uno mismo, experimentando uno mismo y junto a los demás para
enriquecernos mutuamente. No debemos
olvidar que como maestros hemos de actuar desde la empatía, psicología,
creatividad y estar continuamente actualizado, en continuo aprendizaje.
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